lunes, 9 de noviembre de 2009

Un obrero más, los rescoldos de la polémica y primera despedida

04/11/09

Me despierto agotado. Ayer el póker se extendió hasta las doce de la noche, que es como si en España me hubiera quedado hasta las tres de la mañana teniendo que levantarme a currar al día siguiente. Oigo en el salón, por llamarle algo, de la casa amarilla como Eli y Jose comentan lo de la verdura y la fruta. Ella sigue argumentando lo de la limpieza del frigo, él dice que ya le da igual, que la pena la tuvo ayer, que ya se le pasará. Y va ella, qué maja, y le suelta que es que esto también es así, que hay que acostumbrarse a que te roben y demás. Ja. Si te vas a Colombia y te secuestran en la selva, te acostumbras también, ¿no? Como es Colombia... Venga, coño. Una cosa es adaptarse, que es increíble que haya que diferenciarlo, y otra es tragar mierda sólo porque es habitual. Menuda forma de pensar. Si a ti te roban y te quedas tan ancha porque es habitual, no es porque te hayas convertido en nica 100%, sino simplemente en gilipollas. En fin, primera polémica auténtica de vivir en comunidad. Deberíamos construir un confesionario y que Mercedes Milá contactara con nosotros por videoconferencia.

Y a la obra, donde esperamos que hoy toque mucho curro porque hay que rellenar los moldes que rodean las vigas, con otro tipo de cemento, el que lleva piedras y tierra sin colar. Joder, yo que no sabía ni distinguir un adoquín de un canto rodado.

Pero no. Hoy va a ser que no, otro día aburrido en la obra. Aparecen los dos yankis de Ohio, dispuestos a enfangarse, gran disposición la suya, que están de vacaciones por Latinoamérica y van a dedicar su última semana en Granada a echarnos un cable. Pero les decimos que desgraciadamente hoy va a ser un día aburrido, que mañana será duro si quieren venir. Dicen que claro y que se ofrecen para traer lo que nos falte de Granada. Joder, maravilloso. Este es el rollo. Y son de Ohio, puta mierda de estereotipos.

A eso de las once, Alex, el nica voluntario, me pide ayuda. Ya me vacilan los nicas en la obra, llamándome caballo como a Pete. Gran señal. Soy uno más. Me meten en sus conversaciones sobre vergas y mujeres. Albañil total.

Me encaramo al andamio más endeble que se pueda imaginar alguien y me dedico con Alex a construir encofrados, o vigas, o como ostias se llamen. Cuatro varas largas de metal, metidas en escuadras, que a falta de soldaduras se les ponen unos alambres, se retuercen de forma magistral, ya le he pillado el truco, sólo me ha llevado unas diez escuadras, y quedan fijas a las varas, formando una viga que se rellenará con ese cemento del que antes hablé, que no es el mismo que el de los bloques. Ya digo, cualquier currela auténtico que lea esto se sorprenderá de que todo esto me resulte nuevo. Pero soy urbanita, y me encanta aprenderme estas cosas que de no haber venido aquí jamás habría descubierto por mí mismo. Sí, padre, sonríe, tu hijo el periodista ya sabe lo que es currar en la obra, con el sol haciéndome sudar lo indecible y con las manos negras y encallecidas, cada vez más sueltas y ágiles. Incluso creo que estoy marcándome unos pectorales interesantes. Me parto. No me acuerdo de lo que es un sillón (vivan las hamacas, ¿cómo he podido vivir tanto tiempo sin una? Voto a bríos, por mis cojones que cuando vuelva lo hago con una hamaca bajo el brazo y la pongo en el pasillo si hace falta), no me acuerdo de lo que es una tele, pero sé lo que es un encofrado, diferencio cementos (concreto y mezcla para los nicas, cada cosa por su nombre), me cargo sacos de cemento de 45 kilos al hombro y me subo a un andamio frágil sin mirar ya donde pongo el pie. Y hoy hace diez días que estoy aquí. Esto es adaptarse, jodidos hippies, y no tiene nada que ver con ir a cagar a casa ajena.

Pillo a Eli por banda un momento y le digo que me perdone el tono de anoche, que en realidad lo que me rompe las pelotas no es que la gente use nuestras cosas y no limpie, sino haber visto a Jose con semejante cara. Si alguien no se merece esto es Jose, que si le pides algo te mirará con cara de no preguntes y hazlo, lo mío es tuyo. Y es que yo, que soy inocente, siempre pensé que un voluntario es per se generoso, que va en el currículum, pero en todas parten cuecen habas, perdón, frijoles. Que no me toquen a mi Jose, que tan bien me apadrino, porque muerdo nueces. Como dice Ben "if this keep going on, I might kill somebody, and probably I'll kill an innocent guy, and then all this phsychopathic mood will start, with volunteers killing each others and nicas and whatever stands in front of me ripping heads and limbs off with the machete". No puedo parar de reír, y perdón si me cuelo al escribirlo, pero es que no se puede traducir algo así. Estilo yanki.

En fin, Eli me entiende y hay buen rollo. Ella me dice que lo ha comentado con Tess y con Pochi y que nada, que todo es hablarlo. Efectivamente, todo es hablarlo, con calma y un cigarrito. Estilo nica. Suave, que dicen aquí.

Lo doy todo en el andamio, el sol masacrándonos a Alex y a mí, y luego para la casa a comer, acarreando maderas que Ben necesita para construir más armarios para la casa azul. Llego reventado de lo que parecía iba a ser un día tranquilo. Y de comer, gallopinto con pasta a la boloñesa y plátano frito. Devoro mi platano y muero en la hamaca, que no hay mejor sitio para morir. Como dice Ale, como en dos días no me tome una cerveza fresca, empiezo a convulsionar. Rememoramos la laguna y concluimos que por cojones hay que bajarse con la hamaca y con un par de botellas, o tres, ya se sabe, de Flor de Caña. Ya te digo.

No ha abierto la consulta hoy porque Judith se ha empeñado en llevarle a Granada para que conozca el Centro de Salud. Mala suerte para él, no sólo por el paseo con la abuela, que es duro, sino porque, ja, I love Nicaragua, hoy hay huelga de médicos. Me lo cuenta descojonado de la risa, y ya se sabe que la risa, como el bostezo, va de boca en boca.

Hoy no hay entrenamiento con los chavales, pero sí partido nicas contra voluntarios. Aunque le he dicho a Pochi por la mañana que me uniría, va a ser que no. Así que descanso, cafecito, recojo mi ropa sucia, me lio a escribir.

Ben, Klara, Pete, Bea y Reanne tiran para Granada. Hoy es el último día de Bea, así que se cenará (escalibada que hará Cata y la tarta que traerá Bea) antes para bajar a una hora prudente a Granada a tomarse un algo de despedida. Bueno, un algo, está claro lo que será. Ronazo maravilloso.

Se cuela una vaca en nuestros dominios y Carlos, el cuidador, acude a espantarla. Ya me he acercado a decirle que me encargo yo de la pasta para el butano, saldo deudas con él, sabe quién soy. Y es que empiezo a ser alguien. Yeah.

Y ahora toca el duchazo que iba a dejar para después del fútbol, pero que corra detrás de un balón su puta madre que yo tengo ropa que huele a limpio y cuerpo que huele a escombro. Y de repente pienso que como Pete se bajó en bici a Granada y como Bea y Reanne lo hicieron por su cuenta, dejando una tercera expedición para Ben y Klara, ése podría ser el momento perfecto para que ella le contara. Quién sabe. Son las cuatro y cuarto de la tarde, hace 15 minutos debía estar en el fútbol, pero lo que voy a hacer es tirarme 15 minutos debajo de la ducha. Y amén.

Klara vuelve sola en una taxi con toda su compra, y Lau y yo nos miramos preguntándonos sin hablar si la conversación fue tan mal que Ben se ha quedado en tierra. Pero qué va. Klara no se ha atrevido y Ben se ha quedado en Granada con unos amigos, eso es todo. Ay, niña.

Nos comemos el plato catalán preparado por Bea y la tarta que Bea ha comprado por su despedida, y corriendo para Granada que es miércoles y quién sabe si habrá algo que hacer allá.

Y claro que lo hay, y terminamos recogiéndonos a las tres de la mañana, no tenemos remedio.

Cenamos en la Calzada y en honor a Bea hacemos que los mariachis le toquen Volver, volver. Se emociona pero aguanta estoica y retiene lágrimas. Vanessa y Reanne se muestran consternadas. Me da por pensar cómo será cuando me vaya yo de aquí, y eso que no llevo nada. ¿Será duro? ¿Tendré ganas de irme? ¿Habrá gente que se quede jodida, como las dos canadienses? Es curioso. En este lado del mundo, con tan poco caminado todavía, me doy cuenta de que irse, volver, llegar son verbos que se entrelazan y confunden. El viernes llegan dos voluntarias más, cuando Bea ya se haya ido, y quizá cuando Pato haya vuelto ya de sus vacaciones. Ir y venir, pero al menos siempre estar.

La noche se nos da curiosa. Mano a mano con Ale y luego con Lau, a la que le da por confesarme su amor a la escritura y la sorpresa que se llevó la primera vez que me leyó. Pero que según va avanzando este diario, mi estilo se allana, me resumo a contar literalmente, sin dejarme llevar por la literatura que de vez en cuando da por corroerme las venas. Sí, señora. Bingo. Coincido completamente con ella, nunca había escrito tan de seguido, y yo me he dado cuenta de que esto me está quedando como si llevara una grabadora atada al cuello y sólo le diera a play de vez en cuando. Pero sé cómo va esto. Lo importante es seguir, pulir siempre es viable.

Lau hace migas con Nicole, uno de los travestis de Granada, y yo las hago con Rafaelo, el chico panameño con el que se lía Alba. Es un tipo majete y dicharachero, o al menos conmigo. Piercings, barbita recortada, cuerpazo de mulato y sonrisa limpia y sin plata. Sí, señora, Alba, menudo maromo te estás llevando a la cama.
Ale nos puede con su gracejo y simpatía. Lleva dos malditos días aquí y nos tiene a todos ganados. Gran tipo este médico loco que nos ha caído en suerte. Probamos a duo el Flor de Caña con granizado de limón, que aquí es una tarea ardua lo de pedir el ron con limón en vez de con cocacola. Cada vez me lo traen de una manera. Pero señores, esto está increíble. Hago ronda para que prueben el invento y alucina el personal. Madrilaca, me llama Lau, por lo entusiasmado que me muestro ante mi descubrimiento.

He visto Fanta Naranja, pero no de limón, pero también es verdad que sólo he visto limas, no limones. Ale se marca un chiste de murcianos: dos chicas salen por la noche y a la mañana siguiente se narran las anécdotas, y una le confiesa a la otra que se ha follado un murciano. La otra, consternada por el dominio etnográfico de su amiga, le pregunta que cómo sabe que era murciano, y la otra, como quien explica la tabla del dos, le dice que cuando el chico le fue a comer el coño, primero le echó limón.

A la salida de La Nuit, porque terminamos en La Nuit, claro, Klara está algo pedo, la ha sacado a bailar un nica varias veces y la ha intentado comer la boca, algo que justo vimos Cata y yo y nos descojonamos brutalmente. En la barra, el ataque de la tortuga latina sucumbe ante la defensa de la cobra germana. Buscando un taxi, Klara se muestra melosa, se me agarra y me besa, y Ben veinte pasos más adelante, quién sabe si sospechando y odiándome, y yo recriminándome que no puedo montármelo mal, que hay que decírselo de una puta vez para que no lo descubra por sí mismo y alucine con lo sucios que somos.

Conseguimos un par de taxis y para La Prusia, donde llego reventado y algo borracho.

Ahora son las nueve menos diez de la mañana del jueves y a la obra ha bajado Rita, que tengo un dolor de cabeza que parece que se ha desbandado una horda de elefantes en mis sienes. No bebí tanto, la verdad, pero yo qué sé, tenía que sufrir una resaca nica, la goma, que dicen aquí, y hoy parecía un buen día. Es un escaqueo en toda regla, pero no pienso martirizarme por ello. Paracetamol entre pecho y espalda, inaugurando el botiquín exagerado que me recetó mi hermano, y a escribir mientras Lau despierta, que es la única que queda en cama. El resto, como todos los días, están con sus cosas. Yo, como nunca hasta ahora, no estoy a nada, sólo a escribir, pensando en pulir el estilo pero dándome cuenta de que lo he vuelto a hacer, escritura automática, el cerebro rebobinando y la sinceridad por bandera para que el que me lea sienta lo que hago. Ale ya me ha pedido la URL del blog, que es perezoso y pasa de mandar mails. Pues estupendo, una pequeña comunidad murciana al loro de lo que ocurre en un lugar llamado La Prusia y conociendo la primera goma del novato madrileño. Venga, Lau, despierta, que no tenemos perdón pero al menos la culpa compartida es menos punzante.

2 comentarios:

Elpatio dijo...

Admirado ¿golfo? (ya no me sale llamarte así, mira tú, aunque por ahí queden restos), es cierto que esto es como la crónica de un corresponsal de guerra, pero imágínate tú al Reverte en su día (antes de acomodarse en el sillón de la RAE y declararse en guerra con el mundo), o al Jhon Sistiaga micrófono en mano, en medio del escenario, buscando adjetivos y puliendo estulos literarios. Todo te desborda y o se cuenta tal como va sucediendo o si te pierdes en detalles nos quedaríamos con la película a medias.
Yo, que me declaro incondicional seguidora de otras etapas menos fructíferas en cuanto a constancia pero de una intesidad brutal, siempre he dicho que eres un genio, siempre he reconocido un estilo muy personal. Ahora sólo te limitas a escribir y escribir sin pulir, sin preocuparte de un estilo literario, sin el impacto de las palabras o de las frases que conmocionan, sin adjetivar demasiado, sin exponer demasiado las entrañas. Pero he aquí a un urbanita de 28 años que no encontraba donde poner el culo. al que no le gustaba el color naranja y que se pasaba la vida jugando a ser Peter Pan... La hostia, y el nene por fin se siente alguien haciendo cemento y lo cuenta así, tal cual. Pues tal cual, genio, que a ti se te consiente todo.
Un abrazo, y síguenos contando como salga.

Fernando dijo...

No se porque, cada vez que leo uno de tus post, escucho esta canción.

http://www.vimeo.com/2539741

Sigue así!!