jueves, 29 de diciembre de 2016

Un presente de Navidad

Como es Navidad, busca su contacto en el móvil. Resulta menos laborioso que encontrar la conversación más reciente y así ir directamente al chat. No tienen nada reciente, hace mucho que no conjugan en presente. Por mucho que sea Navidad.

Como es Navidad, empieza a teclear un mensaje, que empieza con un hola y termina con un muchos besos y lo del medio es peor todavía. Borra.

Bebe otro trago de vino y le quita el sonido a la tele.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Inventio

Si ya lo sabes. Para qué preguntar. La intuición la mantienes afilada.

Que sólo seas tú el que ha reparado en los detalles que te empujan a concluir sin testimonios ni pruebas no te hace un paranoico ni catastrofista, te convences. Te hace simplemente protagonista de un pasado cercano. El resto no eran ni secundarios. Y qué, te achacas en voz alta, burlón. Porque eres motivo de burla. Convertiste ese pasado en pasado y ahora te escuecen presentes provocados. Sí, ríete, porque otra cosa...

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Ya no quedan princesas - Colaboración con Juan Ude, fotógrafo

Sonia no estaba. Era inconcebible, pero no estaba. Subió a saltos por las escaleras y se precipitó a la cocina, cubierto con tres mantas y persiguiendo el vaho que al salir de su boca marcaba el camino. Nada, allí tampoco estaba. Sin detenerse a recuperar el resuello, apartó a Dog con el pie y fue a la ventana. Con la esquina de una de las mantas frotó el cristal, allí pegó su nariz y enmarcó su cara con las manos. Frunció el ceño, se concentró en mirar. Pero afuera sólo había lo de siempre. Nieve y ni un rayo de sol. Intentó acompasar la respiración mientras abría y cerraba el puño derecho.

Así empieza mi última colaboración con el fotógrafo Juan Ude. Para disfrutar de ella, pincha aquí.

martes, 30 de agosto de 2016

A la cola

De nuevo, listas de la compra. Rebajas pre escolares. El gris en la ciudad y el ocre en el campo. Coleccionables que nunca terminarías. La jornada partida. Ropa de entretiempo. Fútbol como único deporte. Bandejas de entrada que ya no dejan entrar ni son bandejas, que son baúles. Reencuentros y narrar hazañas. Terrazas de verano para los inagotables y los nostálgicos. Cumpleaños que se amontonan, agendas que se desnudan y bonos de 3x2 en cerveza caducados. La Castellana que vuelve a no dormir, carteles de “Cerrado hasta el 31 de agosto” destrozados en papeleras de kioscos, porterías, bares y panaderías. Horas punta que recuperan el nombre, más sueño viajando subterráneo. Cuentas corrientes resfriadas y alguna cicatriz producto de vaya usted a saber qué, vaya usted a saber con quién, dejémoslo estar, que ya sabes cómo son los veranos.

Septiembre.

lunes, 15 de agosto de 2016

Saltos de cabeza

Desde las toallas, te instan a no tirarte. Argumentan que está sucia y no se ve bien el fondo. Que no hay suficiente profundidad. Con la yugular hinchada por sobredosis de vehemencia afirman que no tienes la técnica ni la práctica como para no picarte demasiado al saltar. Se preguntan, supones que con retórica, por qué vas a hacerlo, como si en el río hubiera algo que demostrar a las truchas. Presides la roca con la mirada fija en un punto imaginario en el agua, procuras no hacer caso al vocerío. Qué presuntuoso, negar el deseo ajeno cuando a ti no te implica. Qué cómodo, entrar andando al agua y personificar tu miedo en quien pretende volar. Más Frida Kahlo y menos Isaac Newton.

lunes, 8 de agosto de 2016

Parar el tiempo

Todos los veranos la misma historia, con lo que ya sabes cómo acaba. Aun así, insistes. Porque compensa. Siempre. Cada verano. Todos los veranos.

lunes, 4 de julio de 2016

La sequía

Se va acabando. Ya casi no queda. Se derrama. Desperdiciado. Se pierde entre las juntas del parqué, no deja rastro, o si lo deja, es pegajoso, nauseabundo. Cuando creías que ya no quedaba más, vuelves a verter y sigue saliendo. Pero se va acabando.

sábado, 4 de junio de 2016

lunes, 2 de mayo de 2016

El orgullo de los pobres

- Y ¿te vio?
- Yo creo que sí. Seguro que sí. Estábamos al lado en la barra.
- Y ¿se quedaron, o se fueron después de que ella te viera?
- Se fueron.

Blanco y en botella... mierda.

lunes, 15 de febrero de 2016

El premio

No estás orgulloso. Recoges el premio por decoro, porque odias los desiertos y los ex aqueo. Tu discurso dura poco, lo que duran tres agradecimientos y ninguna explicación. El diploma irá pronto a cualquier basura, y el cheque a la cartera, esperando a ser cobrado el lunes, cuando te despereces a alguna hora de dos dígitos y vayas a visitar el banco, que no pisas desde hace años porque pisar cada vez conduce a menos fines, el medio es el teléfono móvil y sus aplicaciones que sustituyen la sociabilidad.

martes, 19 de enero de 2016

Colores

No hay lunes triste. Ni viernes apasionante. Los sábados exagerados no existen. El descanso de los domingos es una falacia. Soy yo el que vive cada uno de esos días y el que lo pinta de un color u otro. Y como para gustos, los colores, si la paleta es casi infinita, la forma de experimentar los días, también. Escojo la pena un martes, me mezo en ella, puede incluso que tenga motivos, pero casi que es lo de menos. Yo elijo. Lloro en un arranque que no quiero frenar. Pego puñetazos en las paredes hasta que se me marque el gotelé en los nudillos, y evito sorber mocos y quitarme a manotazos las lágrimas, para que unos fluidos se mezclen con otros y así la tristeza sea plena. Me dejo llevar por ella. Porque así quiero que sea. Porque necesito que sea así. Cuando estamos contentos no nos detenemos en los porqués. Así que tampoco busco explicar el disgusto. Dejo que fluya. Con ganas. El único error es la desgana. El que desgana, pierde, por pura etimología, porque es la negación de la victoria, la desgana, es el prefijo el que mata al verbo, el que muta su significado para convertirlo en lo contrario. Así que, con todas las ganas del mundo, en pos de la victoria, lloro.

miércoles, 13 de enero de 2016

Díselo

Puedo decírselo.

No quiero decírselo.

¿Debo decírselo?

No se lo digo.

Ya se lo diré, cuando encuentre el momento.

Los momentos no se encuentran como si fueran monedas de euro a los pies de la barra de un bar. Los momentos se crean, igual que se tejen cortinas para poder cerrarlas y que nos tapen el sol de media tarde. Las gafas de sol son útiles para uno. Para nadie más.

lunes, 11 de enero de 2016

Reyes y hombres

El rey se bajó del trono para mirar al príncipe desde misma altura. Para verle la cara y oírle hablar a su mismo nivel. Sin escalones, sin alturas, sin títulos.

Anduvieron en animada charla por las dependencias del palacio que pertenecía al primero y que algún día debía heredar el segundo. Los sirvientes inclinaban la cabeza al verles pasar y luego cuchicheaban entre ellos, intentando adivinar el motivo de la conversación, el porqué de ese paseo, qué habría llevado al rey a quitarse la corona y la capa para dejarlas en el trono y caminar junto a su hijo como si uno no fuera padre y el otro no fuera primogénito. Sólo como si fueran dos hombres hablando. De igual a igual. ¡De igual a igual! ¡Sacrilegio!