domingo, 29 de julio de 2018

La falda

Era blanca con rayas rojas diagonales. Tenía vuelo, dos pliegues a los lados y un volante al final. La primera vez que se la vi puesta a Andrea supe que era para mí. A ella le quedaba justo por encima de las rodillas, y cuando andaba, la falda bailaba, como la bandera de un mástil en alta mar. Cada vez que ella avanzaba el pie derecho, la tela se henchía orgullosa, flamenca, y ocupaba aire a ese mismo lado. Y luego a la izquierda. Y derecha. Recuerdo que la veía salir de casa con la falda puesta y pensaba que mi hermana mayor era una sinfonía de cintura para abajo. Además, como siempre ha sido muy morena de piel, el blanco contrastaba con sus piernas largas y delgadas y el rojo de las rayas adelantaba el color de las uñas de sus pies. Yo no tenía edad para que Andrea reparara demasiado en mí, y menos cuando salía ella de casa en busca de sus amigas o de un nuevo novio de verano, así que yo creo que no se daba cuenta de lo que me podía llegar a hipnotizar el vuelo de su falda blanca con rayas rojas diagonales.

martes, 24 de julio de 2018

Puestos a perder, encuentras

Es justo cuando dejas de buscar al gato cuando aparece. Has contactado con la vecina porque lo que parecía más factible es que hubiera salido por la ventana, deambulado por la cornisa, y saltado a su terraza. Pero esa vecina que no conoces se declara fuera de Madrid. Tras hablar con ella te sientas, abres el ordenador, escribes de título “Puestos a perder”, pensando en un escrito lacrimógeno en el que narras que ya lo único que te quedaba por perder era el gato, y mientras sopesabas el arranque, vencido ante la evidencia de la invisibilidad del felino, asoma la cabeza y te mira sin expresión, bosteza y se relame, y se va al comedero, como si nada hubiera pasado. Porque tiene razón, nada ha pasado.

lunes, 16 de julio de 2018

Todo menos quedarte quieto

No lo van a entender. Tampoco se lo vas a explicar. Cuando sientes unas ganas irrefrenables de llorar, ¿para qué contarlo, si lo único que puedes hacer es justamente eso, llorar? Puede incluso que ni tú tengas claro los motivos por los que se te anegan los ojos, por los que las pestañas ya no hacen de presa y tus dos pantanos se desbordan, te inundan las mejillas, la riada escala la pendiente de tus labios y va a parar a la poza que es tu boca. ¿Cómo informar de lo que ocurre si ya ni haces por teorizar para buscar razones?

sábado, 14 de julio de 2018

Como mañana no haya nada

- Os juro que estoy por irme y quemar algo -, gruñó Julián mientras agitaba el cubilete.

Sacó un cinco y vació su círculo verde de fichas. Formó una barrera que bloqueó el avance de la ficha de Keko.

Carmelo se levantó a la nevera, con el mono a medio poner, las mangas atadas a la cintura. Bostezó largo y sacó el zumo. Bebió directamente del tetrabrik hasta vaciarlo. Lo estrujó y lo tiró a la basura.

- Joder, Carmelo. A la otra -, corrigió Rubén, sin levantar la vista del tablero.

Carmelo se encogió de hombros, recuperó el tetrabrik y lo echó a la papelera de envases.

- Tira, coño, que nos dan las uvas –. Keko parecía que siempre tenía algo urgente que hacer.

miércoles, 11 de julio de 2018

Diez minutos de verano en tres actos

I

- Escucha. ¿Te das cuenta? En un sitio como este, los únicos que ponen música en altavoces son los que escuchan mala música. Baja cultura. Música hecha para la masa. El reggaeton ese. No oirás rock, clásica, reggae, ni nada de eso. Los que escuchan buena música, si están en un lugar público como esta piscina, se ponen los auriculares. No molestan. Disfrutan de su música, buena música, alta cultura, sin obligarnos al resto a oírla. Lo que viene siendo respeto. Aunque, visto lo visto, ojalá esos  se quitaran los auriculares y nos regalaran a todos un poco de Queen, o de Jimmy Cliff, o de The Clash. Coño, ¡imagínate estar escuchando Wagner mientras hablamos y tomamos el sol!

lunes, 9 de julio de 2018

La pelea

Es como si le oyeras pensar. Porque le oyes pensar. Y piensa mal de ti. Piensa que no vales, que eres un proyecto inconcluso, que no llegarás a ser el hombre que imaginaste de niño. Cree que nada de lo que te propones lo culminas, que eres experto en dejarlo todo a medias. Está convencido de que has perdido más de lo que has ganado, mucho más. ¿Es que acaso has ganado algo, alguna vez?, te pregunta, riéndose. ¿Es que acaso has ganado a alguien?, se burla.

domingo, 8 de julio de 2018

La estatua

Marcos saltó de cabeza a la poza, donde ya estaban Raúl y Catalina, él gritando y ella riendo y salpicándole. Lucía se dejó resbalar por la piedra, agitando los brazos y repitiendo ay en cuanto el agua le llegó al ombligo y hasta que terminó con ella mojándole la barbilla y con Marcos abrazándola. Era una forma de meterse cuando no te atreves, simplemente dejarte resbalar y que ya no haya nada que hacer, más que caer.

lunes, 2 de julio de 2018

Cordones

Se te desatan los cordones a cada poco. No te los pisas, no tropiezas, pero te das cuenta porque ya no miras siempre para adelante, ya no estudias continuamente los tejados de Madrid, esos que sostienen gárgolas, que visten grandes relojes, o se engalanan con campanas, o tienen por sombrero estatuas de bronce de caballos encabritados. Ya no atiendes a los balcones que ahora son arcoíris y que nunca están cerrados, cuando hace dos meses estaban desnudos y los cristales reflejaban nubes. No intentas adivinar las plantas que los habitan ni lees los anuncios atados a sus barrotes. Ahora vas mirando hacia abajo, y así es como ves el cordón bailar cuando levantas el pie, estirarse en cuanto lo asientas.