martes, 26 de septiembre de 2017

Así sea

Ya no te impresiono. Ni te presiono. Ni presido. Ni imprimo.

Ahora, por fin, 35 años después, los 36 mirándome en la otra esquina, entiendo la futilidad de buscar impresionarte. Sé tú la que te impresiones, si ves los motivos, que yo no voy a hacer por dártelos. Yo al final solo puede ser como soy, y si te gusta y te vale y te motiva, ven. Vete si es poco, no voy a hacer más por ti, qué engaño.

He pateado expectativas, me he liado a puñetazos con futuribles, los mañanas que se esperen, que al final llegarán igual. La ilusión se mantiene intacta, pero es que eso no tiene nada que ver. No presiono para que llegue lo que ansío. Ya no ansío. Aprendo a vivirlo. Y las próximas horas, que ocurran, si estar, estaremos igual.