sábado, 7 de noviembre de 2009

Un médico, unas fajitas y miradas furtivas

02/11/09

Duermo fatal. El Flor de Caña y un gallo cabrón se han propuesto machacarme mi noche de puto triunfador. Me despierto somnoliento y me encuentro con un desconocido. Coño, es verdad, ayer noche llegaba el médico murciano. Se llama Alejandro, Ale para los amigos, que ya sabemos que los murcianos se tragan s y x como si fueran inútiles letras. Charlamos un rato, me dice que ha estado en Venezuela y en Cuba pero que éste es su primer viaje de cooperación. Se queda sólo un mes, que es su mes de vacaciones. Trabaja en la UCI en Murcia. Me cae realmente bien y me entusiasma que un médico dedique sus vacaciones a esto. Me dice que esto no es trabajo, que ni siquiera en Murcia lo considera trabajo de lo mucho que le gusta, y que encima aquí no tiene que hacer guardia.

Y juega al puto póker. Pero joder, qué carajo pasa aquí, comitiva de adictos a los naipes. Camino a Perdición, no a La Prusia.

Nos vamos Pete, Cata, Eli, Ale y yo a Granada, que yo tengo que hacer la compra que me toca hacer la cena. Fajitas van a ser, dos de ellas de soja, yo que ni siquiera he visto la soja. Arraso el supermercado. Se van a cagar.

Me dejo 600 córdobas en la compra la cena, incluyendo lo que me ha traído Chapu. Pete me sermonea con cariño: "You know what happens when you or me run out of money? That you just go and get more. We can. This people can't, that's why I keep saying that money is no problem". Puto amo.

Tras las compras nos acercamos al ciber, que alguno se tiene que conectar. Yo me quedo con Ale y un zumo de naranja y zanahoria, comentando la vida y milagros de todo lo que se mueve.

Aparecen Ben y Klara. Es la primera vez que la veo desde anoche, y me siento como un niño de 15 años, buscando una mirada de complicidad que nadie más pueda percibir.
Nos vamos todos a comer al mercado, en busca de esa sopa de marisco que nos han dicho es estupenda y que de nuevo no encontramos. Nos contentamos con sopa de carne de ternera. En un aparte le pregunto a Klara "are you cool?". Me mira envuelta en caramelo y me dice "yes, I'm cool". Todo es maravilloso, coño.

Comemos y nos volvemos a La Prusia, a cortar las verduras que Chapu ya me ha traído. Me echan una mano, o mejor, cortan la verdura Lau y Cata, muy dispuestas ellas, pero pidiéndome a cambio (¡catalanes!) que yo les ayude con su cena. Claro, coño.
Voy a mi casa a lavarme los dientes y me sigue Judith, que me dice que está preocupada por los robos que están habiendo (han desaparecido chancletas y una bici del porche de la casa azul, la que está más apartada y que está situada al lado de uno de los caminitos de acceso, de esos caminos por los que hay que andar en fila india). Me dice que hay que poner un perro, que tenemos que tener cuidado, que lo diga esta noche tras la cena que ella no estará, y yo no dejo de preguntarme porqué me lo está diciendo a mí, que soy novato. La verdad, me siento orgulloso de que delegue en mí. Soy enorme, y un flipado, lo sé, ya lo he dicho tantas veces, probablemente sea simplemente que soy el único español accesible en ese momento.
En ese momento aparece en la casa Klara, que ha ido a por el iPod. Se queda a la charla con Judith y cuando la doña se va, no me resisto y la beso, y la beso, y me besa, y nos miramos, y nos gustamos, joder, quién me lo iba a decir, una niña alemana en Nicaragua.

De la nada surgen dos yankis de Ohio preguntando por la posibilidad de colaborar. Interesante, viven en Granada, han oído de nosotros y quieren apuntarse. Viva el rollo voluntario. Se van con Pete, paisano yanki, y Cata, arquitecta, a ver el proyecto. Ale, cocinero amateur, se pone a cortar verduras mientras pone música en mi portátil. Estopa contando el piñazo que se pegaron en un Seat Panda mientras escribo. Ale me suelta los 30 dólares que todo voluntario pone al llegar. Menudo marrón para el Julito. Se mofa de mí, como debe ser.

Triunfo con la cena. Todos me dan la enhorabuena, hastiados como están muchos de cenas que son de todo menos frugales. Me sobra la mitad del pollo que compre, y la carne de soja me sabe a carne y he de reconocer que es un buen sustitutivo de proteínas. Venga, va, se puede vivir sin comer carnaza. La macedonia también es alabada, teniendo en cuenta que la mayor parte de los postres se basan en helado. Pete y Ben se inflan a esa asquerosidad yanki que se llama mantequilla de cacahuetes y que les han traído Haley, Vanessa, Reanne y Bea de su periplo playero.
Pero el mérito no es sólo mío, Ale y Lau se lo han currado sobremanera y en realidad el pinche he sido yo, sólo he seguido instrucciones. Mejor pochada que frita, el jugo de la naranja para que no se oxide la fruta, y el pollo encharcado en agua con especias, para que se quede con ellas cuando el agua se seque. Trucos que hacen que mis pobres fajitas se conviertan en éxtasis para el paladar. Así pues, el aplauso que se dedica al cocinero en cada cena en realidad lo merecen ellos. Lau me dice que deje de hacerle la pelota, pero coño, al César lo que es del César.

Carlos, el cuidador de la finca, ata a Tyson, uno de sus perros, en el porche de la casa azul. Tiene pinta de fiero, pero se le coge cariño. Pide para cenar como un cachorro. Espero que de verdad sea un perro guardián, porque pedigüeños no queremos.
Y tras la cena... póker. Ale se une a la partida y descubre la imposibilidad de descifrar la cara de póker de una alemana. Por supuesto, Klara gana.
A todo esto... por primera vez en quince años hago piececitos debajo de la mesa. Seguimos manteniendo el secreto, ella decide, es la que está en medio en el tema de Ben.

Y a la cama, y antes nos devoramos aprovechando que Ben, Ale y Lau duermen en la otra casa. Nos tenemos que conformar con momentos furtivos. Y si la intimidad brilla por su ausencia, la posibilidad de sexo se antoja remota. Cual mocoso de 13, me tengo que conformar con saborear lo alemán, sin llegar más allá. Follar es una odisea. Pero yo confío en que si Ulises llegó, yo también, coño.

1 comentario:

Maktub dijo...

Tú eres un pequeño Ulises... :)

[cómo estoy disfrutando leyéndote, ni te imaginas Julito!]