viernes, 6 de noviembre de 2009

De vuelta a la adolescencia, si alguna vez la superé

01/11/09 (continuación)



Nos vamos Jose, Lau, Klara, Cata y yo a la Calzada a tomarnos unas Toñas, que parece que estamos animados. Domingo previo a lunes festivo. Todo es posible. Jose está cansado pero se muestra dispuesto a lo que sea. Cuatro litros de Toña después decidimos comer algo, que tanto Klara como Cata están sin nada en el estómago y notan el poder del zumo de cebada aguada que tanto se estila aquí. Cata y yo nos pedimos unos tostones de queso frito y pollo, diez de cada, y se nos va de las manos. Imposible hacerse con ello. El resto se pide una hamburguesa, y a pesar del saque de Jose, es increíble lo delgado que está para lo que zampa, el tragaldabas, reconoce que no va a poder ayudarnos con los tostones. Como me dijo padre hace tanto tiempo, soy como Carioca, que come más con los ojos que con la boca.

Se nos acopla Jorge, un niño nica, muy risueño y resuelto, que se dedica a tirarnos fotos con la cámara de Lau. Es muy majete y dice que es su cumpleaños, así que lo vemos como la excusa perfecta para justificar darle algunos de los tostones que nos han sobrado. Aparece otro niño pidiéndonos comida y le decimos que no y se enfada porque sólo invitamos a Jorge. Le decimos que es porque es su cumpleaños y nos dice que es mentira. Miro a Jorge, que está apuntándose con el índice a la sien y rotándolo, en señal de locura. "No le hagas caso, es un huelepega", me susurra. Me quedo atónito. Un niño de 12 años reconociendo la adicción de otro como si hablara de que es malo jugando al fútbol. Por cierto, en la tele y en un proyector los New York Yankees les están dando una paliza a los Phillies de Philadelphia. Todo el mundo está atento a ese deporte aburridísimo.

Otro niño me reta a un pulso, él con dos manos, yo con una sola. Es brutal la fuerza que tiene, me dejo la muñeca literalmente y me termina derrotando. Luego reta a Klara, craso error. Cuando hay competición, Klara no sabe negarse. Pero también pierde, y eso que el chaval usa con ella una sola mano. Estoy hablando de un niño que rozará los diez pero que tiene la fuerza de diez niños españoles.

Conseguimos quitarnos a Jorge de encima por fin y nos pedimos un Flor de Caña de siete años. Estoy mucho más animado que el viernes, a pesar de que sea domingo, y nos decantamos por La Nuit al terminarnos la botella.

Por el partido, supongo, La Nuit está vacía y no nos cobran entrada. Nos pedimos una botella y atendemos mínimamente al partido, que por supuesto también lo retransmiten en La Nuit. Jose y su sombrero de paja quieren bailar, así que saltan a la pista con Cata de la mano, importándoles bien poco el maldito partido, situándose delante del proyector. Es una pista de baile, no un salón.

Termina el partido y la banda hace acto de presencia.



Klara, Lau, Jose, Cata y yo tomamos la pista. Risas mil. No sabemos dar un paso pero nos importa bien poco. Y otra botella de Flor de Caña, por favor.



Y me da por flirtear con Klara, que se me antoja receptiva. Se nos une Roberto Carlos, un chico nica que conoce Lau. Me pongo a hablar con él y hacemos buenas migas. Me cuenta que es camarero, que le gusta su trabajo, que le permite pagarse un piso de alquiler y la comida. Un currela en toda regla, honrado y orgulloso. Y encima sabe inglés como para hablar también con Klara. Le digo que es estupendo que lo hable, y me dice que durante dos meses invirtió todo su sueldo en recibir clases. Alucino y le digo que es loable por su parte, y él me dice que para qué está el dinero si no es para aprovecharlo. Este chaval es listo, y tiene una risa de pícaro que se cubre educadamente con la mano. Le digo que estoy a ver si me ligo a la alemana esta, que como no entiende bien el español se lo puedo revelar aun estando ella al lado. Se descojona y me dice ¿sabes lo que tienes que hacer para cerciorarte de que quiere algo contigo? Y yo, esperando la fórmula magistral, suelto mi vaso y pongo mi mejor cara de interés y le pido que me cuente el secreto. Intentarlo, me dice el cabrón. Muy bueno. Pues seguiré intentándolo. Le suelto a Klara que si no fuera porque tiene 19 años, ligaría con ella. Me dice "OK, then just think I'm 25". Joder con la niña... blanco y en botella...

Lau y Cata están cansadas, y Jose también de su periplo por Masaya, así que decidimos retirarnos a eso de las once, aunque Klara y yo estaríamos dispuestos a darlo todo un poco más. He estado tirándole los trastos a Klara, y lo sabe.

Llegamos a La Prusia en taxi y Klara y yo nos quedamos fumándonos un cigarro a la entrada de nuestra casa. No queda nadie por ahí, así que veo que es mi oportunidad. Le pregunto, listo que soy, que como es que nadie se la ha intentado ligar todavía, y me confiesa que Ben ya se lo ha preguntado dos veces. Le digo si tiene sentido que yo siga intentándolo, y me dice resuelta que "maybe". Ja. Ataque tortuga y no hay defensa de la cobra, todo lo contrario, manos revolviendo pelos. Le muerdo la boca, me siento el puto amo, llevo una semana aquí y aquí me tenéis, en la selva, ligándome a una alemana, besándonos con ternura. 19 añitos la cabrona. Mierda. No tengo remedio. Me dice que, por Ben, tenemos que ser discretos, mantenerlo mínimamente en secreto hasta que ella encuentre el momento para contárselo. Le digo que si quiere ni lo escribo en el diario, que Lau lo lee. Me dice que no le importa que Lau lo sepa, mientras Ben no se entere, así que confesiones came to me. Chavales, he triunfado. Por si lo dudabais. Ja.

Y a la cama a sentirme Dios un rato más.

2 comentarios:

Fernando dijo...

Jajaja, ya me lo "olia" yo en uno de tus últimos post... como te diría Isidro... "MATALAAAA". Sigue escribiendo, sigue. Un abrazo.

Maktub dijo...

Estabas tardando mucho... xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD