domingo, 27 de mayo de 2018

Odio

(en audio: https://soundcloud.com/user-734820786/odio)

Si quieres insultarme, hazlo cantando. Solo será una canción, no ha lugar a ningún perdón.

Si deseas ridiculizarme, escríbelo en un cuento y yo lo que leeré será un relato, no habrá mal rato.

Si buscas burlarte, píntame cubista y contemplaré un cuadro… y pista.

Si persigues amenazarme, dale, me vale si lo filmas, seré espectador de tu película, y ya lo que diga la crítica.

Si tu objetivo es escupirme, escúlpeme y pagaré por ver la estatua. Esto no es Alsasua, de eso no hablo, ni de Irene ni de Pablo.

Tal vez no me agrade, pues vale, pero no buscaré que te encierren bajo llave, he ahí la clave. Tienes derecho a representarme como tu pincel, tu boli, o tu peli o tu cincel me retraten. Porque es arte. Solo arte. Tanto arte. Que no sirve para nada. Que sirve para todo. Menos para hacerme callar.

Si te detienen por eso, seré el primero en defenderte, con uñas y dientes. Aunque tengas mal gusto como Valtonyc, criterio como Evaristo o agallas como Ayax y Prok. ¡Me siento Atreyu contra Mork!

Creo en la licencia artística. Si no, ¿de qué sirve crear? ¿Van de verdad a limitar los garabatos de mi pluma? ¿Cómo? ¿Con denuncias? Sus denuncias, imbéciles, solo son altavoces. Mucho más potentes que los de cualquier concierto. ¿Cierto?

La libertad de expresión no es pintar una diana con mi nombre frente a mi casa. ¿No te das cuenta de lo que pasa?

No hay derecho absoluto. No seas bruto. Ni el suyo a creerse con derecho de decidir qué se toca en un escenario o qué se graba en 35mm.

Eso ya lo sé. Ellos parece que no, tanto que se las dan de defensores de la honra, y no saben ni lo que es defender ni lo que es la honra.

Y el que te encierre por ultrajarme en una obra, ni educa, ni enseña, ni corrige. Porque no hay nada que corregir. Qué ganas de regir, ya ninguna de reír.

No iré a un concierto neonazi. Ni leeré Mi Lucha. Pero si tú vas o si tú lo compras rompiendo tu hucha, no me darás miedo, me importará un bledo mientras bailas o lees. ¿Es que no lo ves? Otra cosa será si cuando salgas o lo termines, te da por pegarme o quemarme, violarme como en San Fermines, y entonces esperaré que te ajusticien, que te caigan años de cien en cien.

Si no entienden la diferencia, entonces que siga la inercia, que vengan a detenerme, porque en este texto me estoy cagando en Dios y en su rito y en los que legislen en contra de este escrito. Me cago en todos vosotros, hijos de la gran puta. Sí, vosotros, ¿Quién os creéis que sois? Si temen estas palabras bravas el problema es suyo, no es mío, yo no me lío. Trataos el miedo, porque yo no os habré puesto en riesgo. Es solo tu sesgo. Mi violencia aquí se queda y se para la rueda. La vuestra la ejercéis. Así que, con todas las letras, os diré que sois unos perros de mierda, y no pasará nada, no os sintáis amenazados. No ofende quien quiere, sino quien puede. No dejéis que pueda, pero no denunciándome, es más sencillo, es solo ser un poco pillo: tan solo tenéis que hacer caso omiso. Seré conciso: mi blasfemia no pasa de un folio que deja de ser blanco. La tuya empieza en el momento en que deseas hacerme manco y borrar lo que no te gusta. ¡Guarda ya la puta fusta!

La crítica puede doler. Pero será un dolor sin marcas (solo las que tu orgullo te pinte). No me llenaré las arcas, putos carcas oligarcas, vosotros sois la lacra que demacra. Los barrotes no callarán a nadie, solo le darán más voz, se te volverá en contra como una coz. ¿Habíais oído alguna letra de Valtonyc hace un año? ¡No me vengas con que te hizo daño!

Mientras, Cibeles rodeada de fieles que también odian y lo cantan a los cuatro vientos, pero eso no os remueve los cimientos, venga, decidme que miento, buscad mi escarmiento, hasta los huevos del lamento, esto es yo gritando por dentro. Pero el fútbol no tiene mordazas. Ni el Parlamento. Ni el Senado. Ni la Moncloa. Ni las comisarias ni las salas de los juzgados. Esto son poderosos jugando a los dados.

Si me denuncias, algún día serás carne de memes porque estarás sembrando eso que tanto temes. Odio.

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