miércoles, 23 de mayo de 2018

Juez y parte

(En audio: https://soundcloud.com/user-734820786/juez-y-parte/s-foOQV)

Escucha, voy a ver si sé contármelo…

Se me ha caído el castillo de Lego, acuchillado tengo el ego, tanto dejarlo para luego… y al final, claro, me la pego, siempre pierdo a mi juego, de nuevo, manda huevos, alimento el fuego con mi falta de apego, hacia mí mismo, ya sin cinismo, bajo los pies idéntico seísmo, el final siempre es el… hasta que diga basta, más liado que una rasta, pero ¿quién dijo casta? Si ni de dos ni de tres, nunca acierto a canasta. Y así, la culpa me aplasta.

Si es que yo solo me la lío, y en mi cabeza pajarracos con su pío, pío, soy impío de lo que me prometo, cien hostias me meto, y cuando me reto, me aprieto, me quedo quieto cuando me pensaba alto como un abeto y al final soy el puto Anacleto, detective de su crimen, si contigo vi ¡Viven!, y ahora los recuerdos gimen, de gris se tiñen, y así, en un tris ¡plas! De cabeza y no hay agua… puto vaivén, para, frena, pero, nena, si me puede la pena, si mis promesas van sin pesas, duran lo que la hena y mueren rápido como Senna, ¿cómo pedirte que perdones mi faena? Nada que esperar, solo a ti, pero es que el tiempo no me da tempo, al carajo mi templo, tiemblo bloqueado, bosquejado en el papel de mi memoria, otra vez la puta noria, demasiado rato abajo de tanto aprovechar cualquier atajo, y muy poco en la gloria, lo justo para acelerar la caída ya vivida, ya conocida, he estado en el lodo codo con codo con el Diablo, sabes de lo que hablo, si ya sé que no soy Morodo, soy el que va detrás de Frodo, y él soy yo en diez años, y se me escapa entre tanta mentira barata que me vendo y que me mata, rata, pero ¡acata!, hakuna matata ¡y una polla!, tan fugaz pasa lo que aprendes, puentes tiendes que llevan a ninguna parte, para eso tengo arte, para apartarte, imposible olvidarte si me empeño en tatuarte en mi hipocampo, el éxito me lo zampo para zambullirme en el fracaso, de repente todo es ocaso, sí, soy un caso, y da igual cuando amanece, la nostalgia me mece, sigo en mis trece, la imagen del espejo me aborrece.

Y lo rimo, tal vez sopesando que así haga más mella, deje huella como la ha dejado ella, que era todos los ingredientes de mi paella, esa que quemo porque soy un blasfemo de mis propias creencias, haz lo que digo, no lo que hago, eso déjamelo a mí, ya el remordimiento me pilla, hasta la polla de Campanilla, llévate a Peter Pan porque yo ya no puedo más.

Ya me perdonaré, supongo que lo haré, pero ahora empuño el látigo fuerte, fuerte, porque solo así sé.

Podré.

Claro, pero es que lo listo que soy no me libra de ningún mal, una de cal… Otra de canela, hasta que te huela, de nuevo, y entonces… vuelta a empezar. Yo, que me creí zar y ahora solo soy esclavo, a martillazos me clavo en la cama esperando a mañana y ver si entonces tendré más maña, más huevos, porque lo que tengo de inteligente me falta de valiente para haber luchado por mantenerte caliente junto a mi puta hoguera de vanidad, orgullo, egolatría y demás comedia que me cuento tan bien que en mis sueños gano todos los Oscar a los que me nomino cada noche y que no recojo porque mi discurso sería reproche, soy exhibicionista de mi dolor y de mi hedor y de mi lacra.

Hasta mañana. Te echo tanto de menos que me vacío a cada parpadeo en el que no te veo. Me lloran los ojos por no querer cerrarlos, temeroso de lo que imagine, peli mala de cualquier cine, sin ti recostada a mi lado, suena un fado, naufrago en mis sábanas, son tantas cábalas... Un 19 de agosto que siempre sabrá al mosto… de tu boca.

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