viernes, 6 de marzo de 2015

Mitos y olvidos

Sólo si saltas como Westbrock puedes decorar tu pecho y tu espalda con un orondo cero y saber que siempre sumas, desafiando matemáticas.

Si corres como Bolt podrás posar como un arquero, aún sudoroso, aún recuperando aire, pero siempre sonriendo, sin haber disparado una flecha, siendo tú una, inalcanzable.

Cuando nadas como Mireia tendrás mandíbulas suficientes como para mordisquear pequeños discos de oro.

Un revés a una mano es algo en peligro de extinción, y por ello, y por tantas otras cosas, serás recordado como Federer y tu nombre será sinónimo de estilo.

Dos ruedas son suficientes para dejar boquiabiertos a rivales y enemigos, a amigos y adoradores, a familias y desconocidos, que no entienden como siendo tan pequeño como Márquez puedes ser más grande que una torre de Hércules.

Unas piernas cortas y un culo respingón te permiten acortar tu nombre hasta hacerlo ridículo para que voceen admirados la segunda parte de tu designación bautismal, estilo Isco.

Al desplazarte en el aire y olvidar tu edad, porque sigues siendo liviana y tu cuerpo es pura fibra, Beitia será tu apellido y tuyas las plusmarcas.

Un giro de volante no es un giro de volante si te apellidas Vettel y no reconoces que hay límites de velocidad, de trofeos, imberbes, pero trofeos.

Sólo merece la pena recordar a un pirata, que nunca navegó, pero arruinó armadas y hundió fragatas a golpe de pedal, reluciendo calva y colmillos, convirtiendo el rosa en el único color primario, haciendo de Pantani un coloso entre gigantes.

El egoísmo y cabezonería de Meissner es el que le permitió escalar montañas que asustaban al mundo y que, hoy, son destinos turísticos para que tú, en tu guarida, comprendas que para qué salir si te seguirán viendo cuando no seas ni fantasma.

El color canela de tu piel, el pelo rasurado en una absurda cresta, la velocidad de tu tren inferior y el poder de tu torso, capaz de derribar cantidades ingentes de contrarios, te harán protagonizar anuncios con peces en las calles, te harán un dios aunque tu hígado te recuerde que eres uno más de entre los mortales, y que Lomu es mucho Lomu hasta en la enfermedad.

Devoras kilómetros porque pasaste tanta hambre de pequeño que tu apellido impronunciable es capaz de ser deleatreado por infantes que ni te vieron en directo ni falta que les hace, porque Gebrselassie seguirá corriendo siglos después, en las hemerotecas que escupen hazañas imposibles.

Y aquellos que denigran el deporte y sus logros, aquellos que niegan que los griegos que fueron adalides de Filosofía fueron los mismos que decidieron que había que hacer olimpiadas para esculpir mitos en piedra, aquellos que cultivan sólo su cartera, postrados inválidos en un sillón, no saben que morirán pronto, porque uno muere cuando su nombre es pronunciado por última vez.

Por eso Jordan es inmortal. Por eso a Juanito le cantan un domingo de cada dos. Por eso Sampras será el pistolero de por vida. Por eso Weissmüller es Tarzán. Por eso Comanescu hace tiempo que dejó de saltar para brincar entre nuestras conversaciones. Por eso da igual que Schumacher recupere la memoria, pues en la nuestra perdurará. Por eso Rossi y sus rizos, sus rizos y Rossi, seguirán cabalgando motos aunque deje de existir la gasolina. Por eso, claro, por eso, Jesse Owens desafió al dictador y le dijo “estoy aquí, estaré siempre, aunque tu imperio se derribe y la Historia te odie, yo solo, yo, un hombre, batí a los nazis en una carrera en la que el color de mi piel importó cuando sólo debía importar la necedad de tus actos y la velocidad y gracia de los míos”. Por eso Bubka es el único canguro que sabía hablar y al que nunca verás en un zoo, sino en todas partes. Por eso, claro, por eso, Isinbayeva mirará la punta de su pértiga y verá el mundo, y el mundo devolverá la mirada eterna. Zatopek nunca corrió descalzo, pues pisaba a cada zancada nuevas páginas de la Historia.

No hagas deporte.

No escribas.

No pintes.

No esculpas.

No filmes.

No corras.

No juegues.

Quédate quieto. Sé mediocre. Vive una sola vida y deja que te olviden pronto.

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