miércoles, 25 de mayo de 2011

Biblioteca 15-M, Acampada Sol

No he faltado un día a Sol, a ese espacio multicolor, heterogéneo y entusiasta donde una horda de personas se niegan a creer que no hay alternativa, que lo que tenemos es lo que hay y que no se puede cambiar. Pero a excepción de un día en el que estuve en Arte ayudando a decorar esa pequeña República Independiente y Autogestionada, el resto del tiempo me he dedicado a curiosear, atender a Asambleas y a micrófonos libres, a emocionarme con lo que veía y escuchaba, a ser uno más de los que con su presencia querían animar y participar. Hasta el lunes.

El lunes decidí que yo podría echar una mano, o dos. Me pasé por la Biblioteca y pregunté si estarían dispuestos a hacer un Taller de Narrativa, que yo me ofrecía para lo que fuera menester. Y allí estaba Miriam, escuchándome con una sonrisa y proponiéndome que escribiera mis sugerencias en un buzón. Y así lo hice. Y luego se me ocurrió preguntarle si necesitaba una mano. Y, con otra sonrisa inmensa, me dijo "entra, estamos catalogando". Y ya no me fui.

Llevo dos días pasándome la jornada en la Biblioteca, ayudando a gestionarla, resolviendo dudas, informatizando el catálogo, poniendo mi granito de arena para que ese centro de difusión del conocimiento sea mejor, más habitable, más sostenible, más completo. No veo un duro como remuneración, pero creo que es el trabajo mejor pagado en el que he estado. Ayer martes eché 14 horas allí. No había nadie para representar a la Biblioteca en la Asamblea General ni en la Asamblea de Comisiones y me dijeron que fuera yo. Y fui. Y hablé a las personas allí reunidas sobre lo que hacemos y dónde estamos y lo que se puede esperar de nosotros. En la Asamblea General me acordé de mi profesor de Sociales del colegio y terminé mi presentación con un "El conocimiento nos hará libres". Y, por primera vez en tanto tiempo que no recordaba lo que era eso, me ovacionaron gentes sin nombre, pero con caras de ilusión. Así que ayer, con sólo un día de experiencia, se me tildó de portavoz y responsable de la Biblioteca. Gentes de otras Comisiones se acercaban a informarme de novedades, a preguntarme acerca de ese espacio. Y creo que engordé en esa jornada unos doscientos kilos de puro entusiasmo.

Miriam, Adrián, Mari Carmen, Laura, la otra Laura, Salamanca, Javi, Yolanda, Bárbara, Daiana, Sandra, César, Violeta, Antonio, que vino desde Granada para ver cómo lo habíamos montado para exportarlo a la protesta de su ciudad, Irene, Esther, Paula, Jesús, Carlos, otro Carlos, otro Carlos más, Manuel, que me dobla la edad, y muchos más nos hemos convertido en bibliotecarios revolucionarios y nos encantaría ponerlo en nuestro currículum porque es probablemente el trabajo del que estemos más orgullosos.

Los que se pasan por allí ponen cara de asombro, tiran fotos y, sobre todo, entran a leer. Novela, poesía, ensayos de política, de sociología, teatro, cómics, compendios humorísticos... más de 700 libros, donados todos por gente altruista que entiende lo que significa que la revolución disponga de biblioteca. Y los que quedan.

Ayer hicimos un taller de poesía. Mañana lo hay de narrativa. El viernes presentan un libro.

Los de Infraestructuras nos construyen estanterías porque casi no damos abasto, pero sí lo hacemos porque con pasión y cojones no hay empresa quimérica.

Qué sería de una Revolución sin el aporte cultural que desde Arte y Biblioteca añadimos.

Dicen que no vamos a conseguir nada. Cuesta tanto creerlo que sólo respondo con un "bueno, hay dos opciones: resignarse, o pasarse a leer".

Esta tarde, más. Mañana, más. El fin de semana no podré estar, pero me encantaría. Y si nos vamos, si desalojamos, estaremos en cualquier otro sitio, haciendo lo mismo, con las mismas ganas, con la misma remuneración, que es ingente.

Los libros son de todos, para todos, y nosotros nos hemos alzado, casi sin querer, en sus protectores.

Desde el lunes siento que sí soy parte de esto, y no hay quien me convenza de que lo que estoy haciendo es inútil. Es imposible.

1 comentario:

Carmen López dijo...

Te felicito, querido Julius.
Mi ánimo, a ti y a todos los que creen en esto.