lunes, 2 de diciembre de 2013

Teoría del espacio tiempo II

- Tú te realizas follándote una tía.

Vaya. Asombro real y total, y sesudo y satisfactorio análisis posterior.

No se atisba ironía. No asoma el sarcasmo en cómo lo dice. El contexto trata sobre la vida en general, quétalestás y quéhasestadohaciendo, lo cual suele ser síntoma de falta de empatía entre los interlocutores, pues es sobre lo tangible y los sentimientos sobre lo que hablan los amigos. El entorno es un té y Los Beatles, a frío protocolo nadie gana a los ingleses. Solos él y yo. Hemos quedado para hablar, así, en cursiva. Y hablando, formula esa sentencia, y se la cree. Cree la frase que acaba de decir. Tú te realizas follándote una tía.


Y yo que pensaba que esta conversación iba a versar sobre el hecho de que esto no es amistad y qué raro que tú no lo veas. Esperaba que lo planteara de algún modo, no por ganas o por dudas sobre mi convicción, sino porque me consta que él considera que nuestra amistad es inquebrantable, y yo la di por desahuciada hace tiempo, porque sólo el cariño y el recuerdo adolescente no me vale ya para sustentar casas monumentales como es la amistad, carajo. Pero no. Oigo las manivelas de su cabeza, pero no da el paso.

Así que me veo hablando con interés sobre cualquier otra materia y me llega esa frase, sincera y desnuda, que son las mejores, y me remuevo y me restriego literalmente en el sillón incapaz de contener la carcajada.
Incrédulo, asisto a la continuación:

- Hombre, has conocido a muchas mujeres...

Él tiene novia desde los 22, no sé cuál es su concepto de muchas, pero, en mi mundo y sin querer compararme, no, no son muchas. Son las que son, y ni tan mal, qué demonios. Pero esto es secundario, como todo lo demás. Y sigue:

- ... porque cuando follas, intimas, para bien o para mal, y te debe de gustar, porque siempre estás dispuesto a conocerlas, a vivir con ellas, a compartir con ellas. ¡La de cosas que tendrás para escribir!

Y el discurso me termina gustando, claro. Pienso inmediatamente en escribir, sí, pero escribir esto... y saber que no lo va a leer porque hace tiempo que se olvidó de que tengo un blog. Insisto, desahuciada, por falta de uso, y los cimientos parecían buenos, pero el tifón que es el tiempo arranca tejados y así, al poco, nos deja ver el sol.

Y cuando un par de cigarros después se va paraguas en mano, yo me relamo divertido en su línea de diálogo, sabiendo, lo que son las cosas, que ahora que quiero conocerla a ella, es ella la que se realiza follándose hombres. Buena broma divina, cómo se lo pasa Él.

Y clarividente me lanzo a teorizar del amor, suerte de meritorio de Stendhal que me creo: lo más complicado y decisivo para que dos personas se encuentren e imaginen una vida juntos no es coincidir en el espacio, te encuentras con gente continuamente. Es coincidir en el tiempo. Que tú momento sea el suyo y que te realices sólo follándotela a ella y ella follándote a ti. Y nuestras vidas sólo son sucesiones de momentos y qué difícil y sublime que coincidan dos momentos de dos vidas diferentes. Diferentes, siempre. Divergentes... depende del momento.

Se me escapa un amigo entre los dedos y hace tiempo que desistí de forzar el puño y cerrarlo. Y si empiezo hablando de él y termino recordándola a ella, será que sí, que me realizo estando con mujeres. Estando con ella. Debería realizarme en soledad, sin necesidad de apariciones corpóreas pero aún fantasmales. Pero siempre me gustaron los sucesos paranormales. Parapsicólogo licenciado, y aún no he aprendido tanto.

Teoría del espacio tiempo I aquí, por si te quedaste con ganas de más.

1 comentario:

Carmen López dijo...

Cuando vaya a Madrid, tendríamos que tomar un café. A ver cómo lo hacemos... lo de tomar el café, digo ;)

Abrazos, querido Julius