viernes, 3 de octubre de 2008

Más Ego que nunca, y sólo da para unas risas

Yo es que me descojono. Pues no llego hoy al cubil donde malgasto buena parte de mi vida y resulta, oh, acontecimiento, que la empresa cumple dos años instalada en España, y por lo tanto todo es naranja y hay globos y comedor solidario y somos corporativos hasta en el dedo gordo. No te jode. Ahora no sólo le debo mi tiempo a un tipo que no conozco, sino que también he de aportar mi dosis de felicidad por tan esplendida eventualidad. Venga, coño, mi felicidad es mía y ya sólo falta que te homenajeé por comerte el mundo sin cubiertos, a lo vikingo, pero con traje y muchos idiomas.
Y nos quieren llevar a un parque temático para que celebremos en armonía y diversión el aniversario de algo, algo, que no es ni siquiera inanimado. No estaría mal que se personificara la empresa, tirarle de las orejas, uno y dos, como a un bebé cabrón de padres ricos, y no sólo limpiarle la caquita y darle de comer nuestro culo y nuestras cabezas en forma de papillas.

Y bueno, que el sarao lo monte la empresa pues lo veo lógico, asqueroso, pero lógico. Pan y circo, que demostrado está que funciona.
Pero que le siga el juego la tontalculo que hasta ayer despotricaba como la que más de los absurdos y las tropelías que vemos a diario, ocho horas y media al día, menos los viernes que son seis, yiiiija, es que es para descojonarse. Quien no llora, no mama, y ella lloró sus miserias y sus mierdas y ahora mama hasta reventar.
Y que se apunten al cumpleaños feliz, qué bonito todo, aquellos que se quejan bajito de sus condiciones laborales y de cómo se hacen las cosas, justificándose en que "total, nos lo pasaremos bien entre nosotros y a la empresa que le den por culo", pues hace que me descojone. Porque vuelve a ganar la empresa, y me parece alucinante que no lo vean, que con sólo aparecer le das la razón, que todo es una mierda pero si me llevas a la noria todo se ve mejor, espera ahora no que estamos abajo, ahora sí que veo Madrid.

Y yo, que estoy en el punto en el que me río de todo, que nada tiene sentido y parece que sólo yo me doy cuenta, enlatado entre paredes de cristal viendo que afuera se está mejor aunque dentro haya aire acondicionado, pues ya me callo y miro hacia mis pelotas y pienso en depilármelas al cero. Y me mofo, sin disimulo ya, de que haya que mandar quince mails para que te cambien el ratón, o de que cobre 6.000 euros menos que una que firmó el otro día y tiene mi misma categoría, o de que se lo diga al jefe y me diga que "lo vamos viendo" y salga relinchando y trotando porque ya está llegando tarde a algún sitio, o de que me digan que ponga en marcha un proyecto con unos ingleses y a medias no se acuerden y los ingleses se queden con cara de eso, de ingleses, y tenga que ser yo el que justifique el irrisorio comportamiento de esta nuestra querida multinacional. Ya me descojono, porque qué hacer sino, hasta que me salga algo que al final será lo mismo.
Con humor aprendo a levitar buscando la pista de aterrizaje, mientras tanto sobrevuelo mi PC, inventariado hace dos días y vuelto a inventariar esta mañana, esperando no quedarme sin gasolina mientras oteo por un destino más cabal.

Y en esas estamos y llego hoy con mi sonrisa de "a ver qué tontería aparece" y me encuentro a una perfecta azafata de negro, con su sonrisa de "ésta es mi mejor sonrisa falsa de un magnífico repertorio de sonrisas falsas", plantada en la puerta giratoria y agarrando un racimo de globos con sus deditos de manicura francesa. Con bondad le he susurrado a su dulce carita alquitranada: "ni de coña me das un globo naranja". La sonrisa de tebeo ha seguido intacta, pero sus ojos han delatado la incomprensión, ojos de "¿pero éste no es el baño de chicas?". He apurado el cigarro y me he metido a la jaula, a ver a los loros, y también y sobre todo a los cuatro pajarracos que me hacen la existencia laboral mucho más divertida.

Anda y que le follen, que soy más chulo que nadie. Yeah.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajajaa, estoy contigo! Que se peinen!!

Anónimo dijo...

En estos tiempos de crisis y zozobra, el que se queje por trabajar no tiene perdón.