domingo, 12 de octubre de 2008

Nada más que declarar

Las 12 del mediodía de un domingo cualquiera, pero primer domingo otoñal, frío y nublado, pero con luz blanca e hiriente. Ayer fue un sábado cualquiera. El viernes fue un viernes más. La semana podría encajarse en cualquier mes del año.

Anoche en la cama, mientras sorbía mocos y retenía las últimas lágrimas, concluí que soy un frustrado.

Quiero escribir y me conformo con un blog y con un trabajo en el que redacto.
Quiero escribir y me doy cuenta de que nada tiene que ver con montar en bici. Hace mucho que no leo y mucho que no escribo, y ya no es lo mismo, ya no me sale lo mismo, ya no escribo ficción, con tantos relatos guardados en algún sitio. Me tambaleo en la bicicleta escribiendo sobre mí, y siento vértigo ante lo poco que tengo que contar.

Andreu me comenta que en tiempos de crisis y zozobra, quien se queja del trabajo no tiene perdón. Y le doy parte de razón. Soy premio Nobel en el arte de quejarme, pero por lo bajini, para mis adentros, y claro, me carcome.
No sé qué quiero hacer con mi vida laboral, y de momento me conformo con mi trabajo tanto como me quejo de él. Bueno, Andreu, si vieras lo que cobro... pero sí, algo es algo.
Pero me quejo, porque soy un frustrado.
Porque no quiero vivir en Madrid ni llevar esta vida de aborregado. Pero no hago nada más allá de proclamarlo.
Y un día aparece ella y se me antoja motivo para salir de esta espiral embriagadora y suicida. Me vuelve el color a la cara y la sonrisa es natural, y por fin hay algo de lo que hago que me gusta y aligera de repente los lastres que tanto engordo, y vuelvo a sentirme tan alto.
Pero no, no vale y no vuelo. El cielo se abre, pero es sólo durante unos minutos, luego se repiten las nubes. Puedo declarar que quiero tenerla, otra vez, que me hará tanto bien tenerla, y me dice que ahora no. Que ella también me echa de menos, pero que ahora no, que no puede ser, que necesita tiempo para volver a reconocerse después de nuestra locura de verano, que fue mucho más que una locura de verano.

Soy gilipollas. Me he aferrado a una novedad en mi vida que me ha entusiasmado. He querido que fuera la chispa que hiciera explotar toda mi mierda. Pero sólo yo puedo prender la mecha, sin eventualidades externas(puta mierda, ella no puede ser una eventualidad). Sólo yo puedo.
Sólo a mí me compete volver a escribir, sin musas, sacarle jugo a las naranjas de mi trabajo, hacer lo que tenga que hacer para sonreír y jugar más... dejar de fumar porros. Se me va la vida en ellos. Con ellos mis días son páginas en blanco y me supone demasiado esfuerzo ponerme a escribir.
Llevo diez años fumando porros y no sé como soy yo sin fumar.

Mi vida en volutas de humo. Apuro la chusta del primero de hoy, y no me siento mal. La cabeza abotargada, el cuerpo pesado, la mente en nebulosa. Sé lo que hay. Y en diez minutos tendré que dejar de escribir y dedicar el tiempo a perderlo. La consola como refugio del colocón. Y cuando me recupere un poco, me fumaré otro que me hará decaer de nuevo. Y así llegará la noche, y habrá sido un domingo más, de una semana más. Y mañana a trabajar, y vuelta a empezar. Y pasaré de puntillas por la semana, por el mes, por el año, y miraré atrás, y volveré a llorar en la cama. Y gritaré que se acabó, que no estoy dispuesto a no acordarme de qué hice mal.
Pero me fumaré el primero de la mañana despotricando contra todo, reconociéndome frustrado, hasta que las letras bailen y mis dedos no aprieten las teclas, y me vaya a echarme un vicio a cualquier juego de tiros y pasen las horas...

Estoy hasta la polla de armaduras, de olvidarme de libros leídos y pelis aborrecidas, de perder contacto y ganar tan pocos, de levantarme contento, comer triste y dormirme enfadado, de la ansiedad ante el tiempo que se dilata cuando no hay porros, de no saber sobre qué escribir, de que me guste tanto el hachís, de ser un yonki...
Tengo que decir se acabo, y creérmelo, tanto como me creo un frustrado y un yonki, que manda huevos.
Me llama Memphis para salir por ahí, salir de casa, salir... bienvenido sea.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Julius, Julius... dejo para los amigos las palmaditas en la espalda, yo, y perdona "las confianzas", te daría un par de collejas y te diría cuatro cosas, primero como sanitaria, por aquello de ser yonki de lo que te impide serlo de la escritura porque me llega al alma el tema y me pone de una mala leche que no veas, y después como espectora de tu "tragedia". Tú lo dices en algunas ocasiones... un niño... perdido, añado yo, pero nada de niño. ¿Y cómo decirte el cómo y de qué manera...?
No busques razones para seguir, ni musas de inspiración... por cierto, y te conformas con un blog... Zafón tiene su propia página, pero además de impersonal e insustancial, se la ha hecho Planeta... Vamos, Julio, ¿menospreciándote?, no jodas... Tu blog, tuyo y sólo tuyo, personal, donde la vida se dibuja y desdibuja a tu antojo, a tu manera... como sólo tú sabes dibujarla y desdibujarla. Tal vez sólo cuatro "flipados" como tú seamos quienes te leamos y se te hace poco... pues a currárselo, colega, pero sin prisa y sin agobios... Por otra parte, y de nuevo perdón por "las confianzas", coño!! Romeo, si es que te agarras cada impaciente enamoramiento...
En fin, Julius, que la vida poco tiene que declarar, pero algunos tenemos tanto que contar, aunque sólo sea a nosotros mismos.
Por cierto, yo sí escribo, qué cojones, soy escritora de un blog.
He aquí mi comentario a modo de colleja... y ahora una palmadita en la espalda y un pañuelo para los mocos.

Anónimo dijo...

Soy gilipollas. Me he aferrado a una novedad en mi vida que me ha entusiasmado. He querido que fuera la chispa que hiciera explotar toda mi mierda. Pero sólo yo puedo prender la mecha, sin eventualidades externas(puta mierda, ella no puede ser una eventualidad). Sólo yo puedo.

Esta claro... Solo tú puedes :)
POnte a ello, mamón!

Mixha Zizek dijo...

Terminé de leer tu entrada, se te siente muy melancólico y apesadumbrado. Me imagino que tendrás tus motivos. Pero está en ti levantarte y ponerte hacer las cosas. Piensa que estás viviendo las cosas y que cada día es diferente y que poco a poco las cosas se irán transformando y moldeandose como tu quieres que sean. Nada es sencillo en este mundo; sino imagínate sería muy aburrido. Nosotros hacemos los cambios en el mundo. Tienes talento realmente en tu escritura, no eres ningún frustrado ni nada parecido. Y cómo te dicen en un comentario anterior, no hay musas ni porros sino hay ganas. Además tienes todo el tiempo del mundo para imaginarlo y crearlo como mejor te parezca. Y este blog forma parte de tu imaginario de ti. Piénsalo y cuídate.
Un abrazo grande.

Germán Huici dijo...

"Soy gilipollas. Me he aferrado a una novedad en mi vida que me ha entusiasmado. He querido que fuera la chispa que hiciera explotar toda mi mierda. Pero sólo yo puedo prender la mecha, sin eventualidades externas(puta mierda, ella no puede ser una eventualidad). Sólo yo puedo."
Qué sabio y que bien dicho.