jueves, 16 de octubre de 2008

Día 3 - Se acabó contar los días

Cuando no obtienes respuesta, cuando el silencio quiere ser tu mejor amigo y tú sólo quieres cogerlo por el cuello y apretar y apretar, te sientes inútil, porque cuando abres las manos ves que no hay nada y que lo único que has hecho es clavarte las uñas.
Cuando haces de tripas corazón y te armas con todo lo que tienes a tu alrededor y te lanzas a matar al dragón del silencio, sin ser tú caballero andante, sabes que te arriesgas a recibir una paliza del gigantesco lagarto. Pidiendo una respuesta te arriesgas a oír algo que no quieres ni imaginar.
Pero como vivimos en el siglo XXI, mis armas son las tecnologías de las comunicaciones, y escribir, claro, que eso puede con cualquier Hiroshima.
Así que mandé el mensaje que tenía que mandar, después de haberla vuelto a llamar y de que, otra vez, optara por dejar sonar el móvil, imperando el silencio de nuevo. Miraría la pantalla, vería mi nombre insistiendo, y hundiría el teléfono en el bolso. Así que le mandé el mensaje, tensando un poco más el hilo: "Peque, no quiero rallarte. ¿Prefieres que no te llame? No sé, tía, dime algo, lo que sea, pero algo".
Y lo hizo, inmediatamente.
"Lo siento, tío... No puedo... Ya te llamo pronto... Lo siento".

Y yo sólo puedo odiar los puntos suspensivos y dejar de contar los días porque ya se acabó. He tirado del hilo y se ha roto. Y no sé coser.
Se acabó el silencio, me quedé contento, y todo se fue a la mierda. Ya no espero nada, y me precipito al tedio. Joder, Anita... no puedes. Pero no lo sientas. Ya no.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no puedo ni escribir un simple comentario coherente... pronto, tal vez, logre encajar las palabras... por ahora recurrire a los puntos suspensivos, y sonreire por los nimios pensamientos que me trepan los sesos como: "quien invento los puntos suspensivos?...", por ahora solo puedo mandarte besos e insistirte en q no dejes de escribir.. insoportable... un beso laconico

Anónimo dijo...

Sigue escribiendo, pero no a ella.
Aunque quien es nadie para dar consejos...

Anónimo dijo...

Niño, escribes bien, pero me resultas un fantasmón malcriado, que despilfarras tu aptitud para la escritura en lloriquear tus polvos frustrados.
¡Qué vida tan trágica y tan negra!
¡Qué desperdicio de niño!
¡Despierta y espabila, mocoso, que la vida es otra cosa y la estás quemando mal, como los porros que te metes para sobrellevar las penas!