martes, 14 de octubre de 2008

Día 2: Ligera recaída

Ayer, antes de acostarme y deleitarme con la Música para Camaleones del gran Truman Capote, decidí llamarla, qué cojones. Me apetecía hablar con ella y reírme con ella después de haberla llorado por el móvil hace un par de días. No me lo cogió. A las doce de la noche... mierda.
Es lo que hay, y está bien, no pasa nada. Cuelgo, te mando un mensaje de risas y me zambullo a resolver ese auténtico crimen americano que narra el genio histriónico en Ataúdes tallados a mano.
Al apagar la luz, compruebo que mi móvil funciona y que tal vez sea yo el que deba de dejar de funcionar así.
Me duermo al rato, y mi móvil sólo suena para despertarme seis horas después.

Hoy, después de la comida en el trabajo, le he dado dos caladas a un porro.

Hoy sonrió otra vez, porque poco a poco parece que puedo con todo. Poco a poco. Sólo han pasado dos días, pero no me acuerdo de la última vez que pasé dos días sólo catando un peta y no hincándomelo yo en algún momento de estas larguísimas 48 horas.
Imagino que si un veterano del caballo o de la farlopa leyera esto le darían ganas de matarme, por creerme que realmente estoy logrando algo. Pero es que ellos son veteranos, yo sólo soy novato en esta guerra, soldado de reemplazo que sustituye a los caídos en combate. Y no quiero ascender ni ser condecorado, sólo quiero llegar al final de esta batalla de mierda, herido o no, pero vivo al fin y al cabo. Sin pesadillas ni recuerdos infames, sólo un mundo por delante sin humo saliendo de mis ansiosas fauces.

Hoy sonrió otra vez porque no recuerdo la última vez que me perturbó lo más mínimo el que mi móvil se callase en vez de darme una respuesta a una pregunta lanzada vía SMS. Y eso está bien, porque sólo cuando tu orgullo es herido eres consciente de que lo tienes y de que sangra y de que la hemorragia sólo se para con una buena dosis de cojones y de tragar saliva.

Hoy sonrío, porque donde hay una ligera recaída quiero pensar que hay un atisbo. He empezado a andar un camino que tendría que haber recorrido hace tanto tiempo, y me voy tropezando, pero no dejo de avanzar. Y eso, claro, está bien, aunque mi puto móvil no vibre ni su nombre aparezca en la pantalla.

Capote escribió: "Soy alcohólico, soy homosexual, soy drogadicto. Soy un genio". Yo me conformo con sólo ser lo primero... es broma, claro, pues supongo que lo segundo no está mal tampoco...

2 comentarios:

Mixha Zizek dijo...

Bueno si la llamaste ya hiciste lo que tenías ganas de hacer y listo. Es una ligera caída como muchos las tenemos cada día. Recurerda que el sol sale para todos. Es interesante leerte, a pesar de tu melancolía, imágenes buenas...
un beso

Anónimo dijo...

Impaciente...

Espera que ella de algún paso y deja de lamentarte que la vida es hoy. Ya sabes.

Bss!