lunes, 25 de agosto de 2014

Recuerdos que nos retratan

Será que aún es verano. Lo que empezó como una conversación cordial con un objetivo amistoso derivó suave a un juego de flirteo digital, de tomas y dacas, de dobles y triples sentidos. Un tiroteo de balas que no matan pero tampoco son de fogueo. La única explicación que le encuentro es que aún es verano.

Conociéndonos desde hace 15 años, que ahora despleguemos el tablero y movamos fichas y juguemos viene motivado porque es verano. ¿Por qué si no?

Siendo menores de edad y hollando instituto, le arranqué algunos besos y una cita en su casa. Con total nitidez me relamo ahora, 15 años después, repasando una escena de aquella secuencia. La rodamos en su sillón, con ella encima de mí y los dos queriendo ser algo más que adolescentes. De repente, apartándose un poco de mi cara para mirarme fijo, ella se decidió a preguntarme algo que parecía le rondaba la cabeza, esa cabeza que no podía parar de elucubrar y sopesar, esa cabeza que ahora, 15 años después, ha concluido que menos elucubrar y más probar. Me preguntó: “¿Tú follarías conmigo?”.

Tres milisegundos después yo contesté: “Claro”.

Y ahí termina mi memoria de aquel día. No follamos, eso lo sé, claro, eso no lo olvidaría ni con sesiones de electroshock. El por qué no hicimos lo que habíamos ido a hacer no forma parte de mi archivo.

Ahora, 15 años después y en medio de una partida inesperada, órdagos mediante, le escribo el recuerdo, le pregunto por qué no follamos entonces, cuando casi todo valía pero no lo sabíamos. Ahora que sí lo sabemos… mensaje va, mensaje viene.

- Pero ¡no me preguntes eso!

Yo callo y sonrío mientras ella sigue escribiendo.

- De eso no me acuerdo. Yo de lo que me acuerdo es de un beso en el portal.

Arqueo las cejas y abro los ojos, acto reflejo. Con los dedos suspendidos en el teclado del móvil, veo que aún no ha terminado.

- Recuerdos que nos retratan.

Y con esa frase me quiebra, más de lo que ya lo estaba haciendo. Me quedo atrapado en esas cuatro palabras, se lo hago saber, ella se ríe y me avisa de que si escribo algo, querrá leerlo.

Recuerdos que nos retratan.

En la galería de fotos que es mi memoria están expuestas las que yo he seleccionado. Las desechadas no conforman la exposición de mi historia. Pero sí pueden ser parte de la muestra de otra persona. De ella. De una amiga longeva de ojos verdes y boca kilométrica con la que de repente me he puesto a empujar al otoño.

No me consterna el paso del tiempo, pero de repente caigo en que me quedan tantas fotos por hacer y tan poco espacio disponible. Los límites de mi memoria son los límites de mi pasado. Bueno es saber que, en ocasiones, se unen dos muestras fotográficas para ampliar el conocimiento de años ha. Cuando éramos adolescentes y no sabíamos que casi todo valía. Ahora que lo sabemos, ahora que aún es verano, mensaje va, mensaje viene…

Recuerdos que nos retratan.

Y, cuando ya lo he escrito y tú lo lees, me veo buscando la cámara para retratarnos de nuevo, como hace 15 años. Así construimos un recuerdo, ahora que entendemos que el verano dura lo que queramos.

1 comentario:

Amalunä dijo...

Un día un poco harta de todo me puse a buscar por internet algo para leer , encontré la pagina de instan-tes , entre a la lista de historias , dije un numero y me salio un escrito tuyo (Delirio).
alguna casualidad extraña me hizo llegar hasta tu blog y me siento muy agradecida de todas las palabras que sin conocernos me entregaste esta tarde de verano.
Gracias