martes, 3 de marzo de 2009

Pero ¿he sido yo?

Como no quisimos decirnos te quiero optamos por decirnos te odio, y jugando con mentiras que no sabíamos seguro que lo fueran y con verdades dolorosas que claro que lo son, hasta aquí hemos llegado, un mes después de mordernos una sonrisa ante unos pimientos de Padrón en una barra de madera. Y es absurdo explicar nada porque lo que es de dos es de dos y el resto está fuera y así difícilmente se puede entender algo en lo que no se tiene cabida.

Hoy me he sentido escoria. Me he sentido el troglodita que arrastra a su hembra por el suelo, agarrándola firme por el cabello, en busca de un terreno mullido sobre el que cubrirla.
El detonante de semejante lapidación de mi propio tejado ha sido un mar de palabras leídas en un correos demasiado largos y demasiado evocadores de un pasado que todavía no lo es pero que parece que se decide por Decreto Ley que ya queda enterrado.
Un último mail lleno de reproches y verdades y malentendidos. Un mail que ha convertido la pantalla de mi PC en un espejo que me reflejaba feo y malo.
Pero no, coño, no, ese espejo está deformado, es concavo y me reduce y engorda. Lo jodido es que los espejos perfectos no existen para estas cosas, y supongo que el que yo me pongo y considero acertado es el más convexo de todos. Ego, claro. Pero me da igual, hoy me da igual. Hace mucho tiempo que no me sentía mal conmigo mismo con respecto a otra persona. Con mirarme al ombligo de vez en cuando ya me hundo sin ayuda. Pero desde hace años, en plural ya, no soy consciente de haberle hecho daño a nadie. Es más, desde entonces, desde Paula, he ido o de puntillas o con píes de plomo para no deberle nada a nadie y así evitar herir, que no ser herido, que de eso no tengo tanta experiencia, maldita sea. Me reconozco más verdugo que víctima y, sinceramente, estoy hasta los cojones, porque yo no llevo la capucha negra del justiciero y es mi cara la que se descompone cuando alcanzo a entender, ardua tarea, la herida abierta por mis actos, que resulta que fueron erróneos o inoportunos, y yo sin saber que la vida es un examen y que lo oportuno suele ser lo que no pasa.

Ahora que mi hacha no tiene cabezas que cortar no estoy dispuesto a odiarme. Que no. Que me rebelo. Que yo no he hecho nada y no voy a pagar por nada, ni echar mierda en la cara de nadie. Hazlo tú si quieres, que yo seguiré intentando mantener una tranquilidad que no me caracteriza.

Ni juzgo ni respondo, sólo me quedo atónito ante las cenizas de un incendio que debí provocar insomne y que no quise ver al despertar. Joder, si para eso había dejado yo de fumar. Pues a tomar por culo. Un pitillo.

J.D.

P.D.: Tejón, gracias, ya sabes. Me dirás que es absurdo dártelas, pero no lo es, y no te conozco. Gracias por insistir tan desinteresadamente pero con todo el interés. Es emocionante, de verdad.
Y a la Pua la conozco por Pástor, MC con Yeah. :) Del barrio. ¿Conoces al Yeah del Liceo, por algún casual? Madriz es tan grande que cabe en una cáscara de nuez, que dijo aquél. :) Un abrazo!

4 comentarios:

Mixha Zizek dijo...

Ya extrañaba tus escritos Julius, que pasó? porque la lejanía...Ese estilo tuyo es único, pero voy a sumir que es un texto creado. El espejo sólo nos da la imagen que queremos ver.
Sigo pensando que eres muy bueno escribiendo y sí lo eres, un abrazote y me gustó leerte nuevamente.... y espero tus escritos

Anónimo dijo...

Sí, no dudes que has sido tú, provocado de manera insomne, esos sí. Como de manera insomne provocas otros fuegos que lejos de dejar cenizas dejan otras muchas sensaciones. Sólo tú y tu escritura sabeis provocar los unos y los otros, y nosotros, los mortales, los que, atónitos, presenciamos tu síndrome, ése que te mantiene en la eterna inconsciencia, somos incapaces de entender cómo lo haces y el porqué. Ese es nuestro error: intentar explicarnos tu existencia desde nuestra mediocridad de adultos.
Un placer volverte a leer, siempre.

Anónimo dijo...

Hay que joderse, lo que te haces de rogar... Si la escritura es como respirar, sufres de una apnea de un par de cojones. En fin, no nos queda más remedio que sufrirte así.
Te dejo mi ultima frase, que no me lees ni poco ni mucho ni na, pero no importa, mahoma ya viene a la montaña, y te viene al pelo: "Ese extraño fenómeno de volver a la vida cuando ya todos te daban por muerto".
Pues eso, que mientras te inspire seguir mordiendo sonrisas (precioso, aunque lo enturbie los pimientos), muerde las que quieras porque leerte es estupendo.
Un abrazo.

Germán Huici dijo...

Bueno, no me extraña la afluencia de comentarios. Está guay eso de ir teniendo tu pequeño club de aficionados ¿verdad? Entre ellos me cuento. Lo que más me ha gustado ha sido la primera frase, muy lacaniana mi bloguero amigo, muy triste, muy real. La magia de la escritura íntima es cuando descubres a los demás algo muy tuyo que hemos sentido todos, es un poco magia.
Y gracias no las des, que insisto por propio interés, me gusta leer estas cosas raras que escribes. Al Yeah le conozco de parques y bancos, hace mucho ya... Madriz, efectivamente, es tan grande y al tiempo tan pequeña.
Keep on rocking, Mr. Julius.