lunes, 8 de julio de 2019

El tiempo de los evangelistas

Desde hace unos días, en mi calle se apostan varias personas con camisetas blancas y panfletos en la mano. A veces solo son dos, pero casi siempre son cinco, y suelen ser los mismos. Jóvenes, sudamericanos, sonrientes. Se sitúan a ambos extremos de la acera, de forma que no tienes escapatoria. Tienes que pasar entre ellos, como si hubieras ganado algún torneo y te estuvieran haciendo el pasillo. Hablan entre ellos, joviales. Cuando llegas a su altura, uno te aborda con una sonrisa que es como un glaciar corriendo entre montes pardos. Ya les he visto en acción, conozco sus intenciones, y ya sé que hoy no voy a pararme.