martes, 18 de diciembre de 2018

Ahora que corro

Cuando corro busco tonificar, busco descubrir sitios nuevos, busco sudar, busco ser. Busco la ducha de después, las endorfinas liberadas que me tatúan la sonrisa. Busco que mañana me cueste menos. Busco ser más rápida. Busco ser más ligera. Busco ser, y busco estar. Porque cuando corro, estoy corriendo, nada más. Corro pensando en correr, pero se me cruzan todos esos pensamientos que duermen mientras hago otras actividades que requieren concentración. Pienso en él. Pienso en mamá. Pienso en el nuevo curro. Pienso en volver. Pienso en las vacaciones. Pienso en el coche nuevo. Pienso en buscar otra casa algo más grande. Pienso en mi clase, en cómo me recibirán. En no estar nerviosa el primer día. Pienso en hacerlo bien. Pienso en ser capaz de enseñarles. De que aprendan, más bien. Y pienso en correr, en el ritmo, en la postura, en la siguiente pendiente, en el bosque de mi izquierda, en la granja de la derecha, en el mar no tan lejos. En el trago largo de agua al volver. En el jabón formando regueros blancos y llevándose todo menos a mí. En el pelo limpio. Pienso sin pensar. Porque solo corro.

domingo, 16 de diciembre de 2018

Caballo de carreras

Un kilómetro más. Puedo llegar. Puedo hacerlo. Por primera vez, me lo creo.

Las luces largas como aviso, el chirriar de las ruedas con cada volantazo para esquivar, salvarme a cada poco, salvarles a ellos. Un kilómetro más y cumplir los veinte, llegar a los 60.000 euros. Adelantar pagos de la hipoteca, darle a Raúl y Tere regalos por Navidad después de tantas Navidades sombrías. Incluso saldar deudas con Marta, que no sabrá cómo conseguí el dinero pero me mirará con esos ojos verdes tan abiertos y tan inquisidores, sin atreverse, sin querer saber, contentándose. Responderla con media sonrisa y sin querer sudar. Guardarme quizá algo para mí, para lo que venga. Ya nadie contrata porteros de discoteca de más de cincuenta años. Ya no les valgo, dicen. Así que soy perro de pelea, títere con el que apostar. Un kilómetro más.

¿Y si sigo?