martes, 31 de marzo de 2015

Extimidad

Salí de casa bien abrigado, por lo que pudiera pasar. Deambulé un rato, la temperatura era cambiante, en ocasiones me sentía refugiado bajo la lana, en otras me picaba y me hacía sudar. Aquellos con los que me topaba iban igual, manos en los bolsillos, cabeza gacha, el cuello del abrigo levantado, la nariz hundida, las cremalleras tintineando y las botas altas. Sería por el viento, que a veces venía de cara y me hacía frenar, otras me empujaba como si volase. Era yo uno de tantos en la calle. Pero de repente el viento dejó de molestarme, no sentía frío y sí la necesidad de ir liviano. Me quité el abrigo, me senté en un banco. Me quité el jersey y lo puse encima del abrigo, a mi lado. Me desabroché las botas. Me aflojé el cinturón. Terminé arrancándome la camiseta. Los pantalones cayeron a los tobillos. Al poco los calzoncillos y los calcetines tampoco me cubrían. Desnudo, me levanté de nuevo, olvidé el sentido de la propiedad y dejé las prendas que me habían salvaguardado de temporales y otras inclemencias nada climatológicas. Todo lo que había hecho vestido había pasado bastante inadvertido. Lo que hice a partir de ese momento, con mi piel como único escudo, llamó la atención, sin provocar escándalo, o sí, no lo sé, no me importa. Todos hemos visto cuerpos desnudos, para empezar el nuestro. Pero sí que notaba cómo, asombrados y hasta enternecidos, me miraban y seguían con detalle mis pasos, mis carreritas, mis saltos, mis risas, mis tropiezos y sangrados.

viernes, 27 de marzo de 2015

Familia. Amigos. Paula. Pegamento.

Me dijeron una vez que de poco sirve decir lo siento. Si tiras un plato, por mucho que digas lo siento no desharás el hecho de que ahora sean añicos. Arrepentirse no arregla nada, lo único que queda es mejorar, volver a intentarlo, no tirar el plato, manejarlo con cuidado, que la porcelana, aunque parece dura, es frágil. Demostrarte que, para la próxima, ya has aprendido. Y así, plato a plato, ir avanzando.

jueves, 26 de marzo de 2015

120 segundos - Colaboración con Juan Ude, fotógrafo

Mi amigo, el fotógrafo afincado en Nueva York, Juan Ude, se fue a un concierto y vio a una pareja entrando en un fotomatón. Desde fuera, la escena que ofrecían le sugirió tanto como a mí las fotos que les hizo sin que se dieran cuenta, sin que se les viera la cara, sólo la mitad inferior del cuerpo, la que no estaba tapada por la cortina del cubículo. Cómo se movían, como se retorcían mientras el flash iba atrapándoles... he ahí una sinécdoque.

El resultado de esta nueva colaboración, aquí: http://juanude-blog.com/120-seconds/

Siempre es un placer que te pidan colaborar, pero si la escena encima es la que es, el placer torna en vicio, el vicio de rellenar una historia en imágenes a partir de palabras que salen a borbotones.

lunes, 23 de marzo de 2015

Viajes de vuelta

La carretera es larga y nunca es la misma, aunque hayamos salido ya tantas veces del mismo sitio, pensando en un mismo destino. Él conduce y yo a su vera, adelantando cuando toca y dando paso a los que quieren ir más rápido, más rápido, más rápido. Él al volante y yo a la ventana, él mirando al frente, yo a todas partes. Reconocemos lugares por los que ya hemos pasado, pero seguimos descubriendo vistas que siempre estuvieron ahí. Antes pasaron inadvertidas, hoy no, vaya usted a saber por qué. Hoy las desvelamos, y mientras lo hacemos, obviamos otros recovecos, que se desharán de la capa de misterio cuando, en un nuevo viaje, decidamos detener en ellos las pupilas y concentrar en sus rincones nuestras neuronas. El camino es el mismo, el viaje no.

viernes, 20 de marzo de 2015

El oficio de odiar, o el arte de ver eclipses entre nubes

- Si eres un hater, es que te falta bastante de lover.

Esas frases que sueltas sin mucho meditar y resulta que gustan. No porque sean elaboradas. No porque resuman la existencia del ser. Sólo porque puede que sean ciertas, que puse en palabras llanas pensamientos complejos que en realidad no lo son. Lo único que es de verdad complejo es lo que convirtamos en complicado. La sencillez es un arte.

jueves, 12 de marzo de 2015

Meterse entre paréntesis

El tiempo se detiene, aunque corran las agujas de todos los relojes. Nada importa. De dónde vienes es indiferente, sólo merece la pena el destino. Sea de noche, sea de día, tú no eres nadie allí dentro, sólo pasajero de su suerte, de sus miedos y destrezas. Cedes el control de lo que ocurra, confiando. No dominas, no manejas, sólo cabe relajarse, dejarse llevar, hasta donde tú quieras. A eso te reduces, al deseo de arribar a buen puerto, o a uno no tan bueno, tú sabrás.

domingo, 8 de marzo de 2015

Putos ilusos

Escribir sin pensar. Vivir sin ambages.

Te levantas pronto un domingo porque el sábado fue demasiado largo como para vivir su final.

Te levantas y desayunas frente al ordenador, paseando la vista en diagonal por redes sociales y periódicos. Y de repente el café ya no quema. El zumo se vuelve amargo. El pan, duro como una piedra y la mermelada sabe a sangre.

viernes, 6 de marzo de 2015

Mitos y olvidos

Sólo si saltas como Westbrock puedes decorar tu pecho y tu espalda con un orondo cero y saber que siempre sumas, desafiando matemáticas.

Si corres como Bolt podrás posar como un arquero, aún sudoroso, aún recuperando aire, pero siempre sonriendo, sin haber disparado una flecha, siendo tú una, inalcanzable.

Cuando nadas como Mireia tendrás mandíbulas suficientes como para mordisquear pequeños discos de oro.

Un revés a una mano es algo en peligro de extinción, y por ello, y por tantas otras cosas, serás recordado como Federer y tu nombre será sinónimo de estilo.

Dos ruedas son suficientes para dejar boquiabiertos a rivales y enemigos, a amigos y adoradores, a familias y desconocidos, que no entienden como siendo tan pequeño como Márquez puedes ser más grande que una torre de Hércules.